Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Rodada íntegramente en japonés, la película ofrece la versión nipona de la batalla de Iwo Jima, el episodio más cruento de la guerra del Pacífico, en el que murieron más de 20.000 japoneses y 7.000 estadounidenses. El objetivo de la batalla para los japoneses era conservar un islote insignificante, pero de gran valor estratégico, pues desde allí defendían la integridad de su territorio. El mismo año, Eastwood dirigió también "Banderas de nuestros padres", que narra la misma batalla desde el punto de vista norteamericano. La versión japonesa muestra cómo el general Tadamichi Kuribayashi (Ken Watanabe) organizó la resistencia a través de un sistema de túneles. Décadas después, varios cientos de cartas son desenterradas del suelo de esa inhóspita isla. Las cartas ponen cara y voz a los hombres que allí lucharon, así como al extraordinario general que los dirigió.

Una mujer es arrastrada al terrorífico mundo de espíritus vengativos. Según el calendario chino, los primeros siete meses del año son los días en que los espíritus de los muertos abren las puertas del infierno para mezclarse entre los humanos. Durante ese período de tiempo se deben seguir unos rituales específicos para no ser la presa de los espíritus de los malditos. Cuando la mujer llega a una casa en el desierto, se encuentra con una joven china altamente supersticiosa y a su tía que es una devota religiosa. En ese lugar la muerte ve una oportunidad de extender sus garras en el reino de los mortales.