Juan Ruiz (Manolo Otero) continúa su lucha por el buen amor. Protegido de Zubeida, la dueña de la casa de baños, compone sus versos y los recita al pueblo. Por alguno de ellos tiene diferencias con la autoridad religiosa y es encarcelado. Un enviado del Arzobispo de Toledo lo libera intentando convencerle para que entre al servicio de la Iglesia.

Camilo va a ser ordenado sacerdote pero, durante la ceremonia, se siente mal. El doctor le diagnostica una extraña enfermedad incurable y solo le quedan seis meses de vida. Sus dos tías beatas y solteronas, Socorro y Angelines, sienten una gran pena por no ver a su sobrino como sacerdote, así que deciden buscarle una mujer para formar una familia y que tenga un hijo que, con el tiempo, sea sacerdote.