Un equipo de élite de la marina de los Estados Unidos es enviado a una isla del mar Adriático con la misión de capturar a a Stavro Latos, el terrorista más peligroso del mundo, que tiene en su poder una terrorífica arma nuclear que oficialmente no existe.

Un equipo de investigación, financiado por la NASA, que se encuentra trabajando en la Antártida, descubre que uno de sus satélites ha captado una misteriosa señal que proviene de un extraño objeto situadio varios metros por debajo de la capa de hielo. Al sospechar que la señal podría no proceder de la Tierra, el jefe del equipo llama inmediatamente a Julian Rome (James Spader), un viejo amigo que trabaja como criptógrafo en un programa de búsqueda de inteligencia extraterrestre del gobierno de EE.UU. Julian coge el primer avión al Polo Sur y es conducido ante el objeto no identificado, que sigue atascado en un gran bloque de hielo. Tras improvisar un rudimentario descodificador, Rome logra descifrar el código matemático para descubrir algo sorprendente.

Un pulpo que ha sido contaminado hace años con los desperdicios de un accidente nuclear ruso ataca un submarino norteamericano.

En un pequeño y tranquilo pueblo costero se han producido varios ataques de tiburones. Investigando el caso, el profesor Nick Harris encuentra un extraño diente. Tras consultar con la paleontóloga Cataline Stone, llegan a la conclusión de que pertenece a un prehistórico ancestro del tiburón blanco actual que se llama "Megalodón". La pesadilla no ha hecho más que comenzar.

El agente Ryan y sus hombres son los encargados de proteger unos diamantes que viajan a través del país en un tren. Lo que no saben es que Vincent Weaver, un brutal y despiadado terrorista, está dispuesto a tenderles una emboscada para robar el valioso cargamento.