1,9
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El marino de los puños de oro
Pedro Montero, que abandonó España siendo muy joven, llegó a alcanzar cierto renombre como boxeador en Brasil e Italia. Cuando regresa a su país, ingresa en el cuerpo de Infantería de Marina y continúa con su carrera deportiva. En vísperas de disputar el Campeonato de Europa, los apoderados de su rival le envían a una peligrosa mujer, una antigua amiga que tuvo en Roma, para dificultar su preparación física.
5,3
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Virgen entre los muertos vivientes
Una chica llega a Londres para visitar a sus tíos. Allí tiene algunas pesadillas sobre unos personajes zombificados, que la acecharán hasta el final, en el que el padre de la chica revela la cruda realidad.
3,6
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Un minuto para rezar y un segundo para morir
Clay McCord, un forajido aquejado de ocasionales ataques de epilepsa que lo dejan indefenso ante sus enemigos, se entera de que el gobernador de Nuevo Mexico ofrece una amnistía a todos los que la pidan, en la ciudad de Tuscosa. Intrigado y receloso a la vez, McCord viaja a Tuscosa donde choca con el marshal local, Roy Colby. La llegada del gobernador cambiará las cosas, hasta el punto de que él mismo, McCord y Colby acabarán enfrentándose juntos a una banda de pistoleros.
4,3
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Los amantes de la Isla del Diablo
En Centroamérica, un abogado (Dennis Price) asiste a un superintendente moribundo que le confiesa la culpa que lo carcome como responsable de la captura y aprisionamiento de una pareja inocente (Andrés Resino y Geneviève Robert), sobre quienes hizo recaer la sospecha de haber cometido un asesinato cuyos autores reales fueron dicho superintendente y su amante.
5,7
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Los demonios
Desde la hoguera, una bruja maldice a sus perseguidores prometiendo que sus hijas llevarán a cabo la maldición. Temiendo que sea cierto, la Inquisición recorre el territorio para encontrarlas. Finalmente son encontradas en un convento, una es casta y mansa, la otra es salvaje y lasciva. La maldición está a punto de cumplirse.
0,9
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¡Aquí hay petróleo!
Castilviejo es un pueblo castellano que lleva años y años muriéndose de sed. Tiene muy cerca un gran pantano, pero es tanto como no tener nada, pues sus aguas no llegan hasta allí. De pronto, unos americanos que dicen ser expertos en prospecciones petrolíferas caen por aquellas tierras asegurando que hay petróleo. Estas parcelas son propiedad de don Zoilo Mendoza quien, ante la evidencia del tesoro que encierra su subsuelo, se pone en manos de don Fausto, uno de los ricos del pueblo, para que decida. El veredicto de don Fausto es este: nada para los americanos, porque lo que hay en las tierras de Zoilo vale más que el petróleo, es agua para Castilviejo.